Ahí estaba yo, durmiendo placidamente como pocas noches últimamente. Eso si, con mucho calor. No había ventana abierta que aliviara la transpiración. Algo estaba soñando pero no recuerdo lo que era como la mayoría de las veces. Pero no es importante. Repentinamente me desperté. Movimientos bruscos para destaparme me hicieron dar con algún objeto extraño a los pies de mi cama. Al tacto con el pié y entre dormido parecía una argolla o un anillo, que debido al grosor del dedo gordo no acertaba a engancharlo. Instantáneamente pensé que podía ser el anillo que uso en el dedo de la mano, aunque no recordaba habérmelo sacado y mucho menos dejarlo a los pies de mi cama. Efectivamente estaba equivocado, porque este seguía aún en mi dedo. Desvelado por el misterio, decidí prender la luz y ver que era aquella cosa desconocida para mí. Me incorporé y lo tomé. Era una llave. ¿Una llave? Pensé. ¿Qué podría estar haciendo una llave ahí? No eran las conocidas por mí. Ni las de mi casa, ni las de la puerta del cuarto, ni ninguna otra con la que pudiera haber tenido contacto. Pero eso no era todo. Al prender la luz, note ruido de pisadas en el pasillo. Tal vez mi viejo, o mi hermano se habría levantado al baño, o estaba sonambuleando como suele hacer. No falta noche que me levante a los gritos, pidiendo auxilio porque se choca contra la puerta de su cuarto. Es por eso que decidí no salir de mi cuarto. Se imaginaran que un cruce en medio del pasillo a oscuras en el medio de la noche puede ser catastrófico para la salud de dos personas. Instantáneamente y luego de tomar la llaves a mis pies, apague la luz. Y mientras pensaba las mil formas de cómo podría haber llegado eso ahí y sus posibles destinos, atendía a lo que pasaba afuera a ver si reconocía al deambulante nocturno. Me pareció escuchar ruidos de la puerta de entrada a la casa. Automáticamente me reincorpore, salí del cuarto y me asome por la ventana a ver que ningún sonámbulo se quisiera escapar de la casa y terminara uno vaya a saber donde. Para mi sorpresa, se escuchaban los ronquidos de mi hermano por un lado como nunca los había escuchado y los de mi viejo como son frecuentes por el otro, por lo que si ambos estaban durmiendo, ninguno había caminado por el pasillo hace unos minutos, ni abría intentado salir recientemente. Un escalofría recorrió mi cuerpo. Me detuve a observar callado al pie de la escalera a ver que pasaba. Algún movimiento o algo que delatara a alguien. Nada más sucedió. Preocupado volví a la cama. Ahora tenia dos misterios que resolver en mi cabeza. La aparición de la llave y los ruidos de pisadas extrañas en el pasillo. Estoy loco me dije. No había caso, sin pensarlo mucho uno se empieza a armar historias locas en la cabeza de señales, milagros, se pregunta dos millones de cosas y dice: no será que… Se pasa de ser creyente a no creyente y viceversa. Todo esto sabiendo que a la mañana siguiente cuando despierte sabrá brutalmente la respuesta idiota y natural a todo lo sucedido. Que la llave será de la madre que se la olvido a la tarde mientras limpiaba y que el que caminaba era algún familiar que no podía dormir y se puso a pasear. Bueno este no es el caso particularmente, hasta el momento, nadie sabe de qué es esa llave, ni de quien y aparentemente nadie estaba caminando por los pasillos de la casa anoche a la una de la mañana.
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