jueves, 28 de junio de 2012

Crónica de una infracción anunciada

Los hechos que aquí se contaran son reales, cualquier similitud con la vida real son pura certeza. Ocultaremos los nombres de los protagonistas para protegerlos.

La mañana arranca en apariencia como tantas otras. Un despertador que suena y una cara desdibujada que se levanta en dirección a la ducha para revivir. Luego de aseado, cambiado y desayunado, el hombre parte a la estación de tren con teléfono en mano, esperando algún mensaje salvador que le evite el transporte público que tanto odia. Sabe que allí puede encontrar la muerte en cualquier momento debido a los sistemáticos antecedentes que se acumulan. En la estación y luego de avistar a personas las cuales hubiera preferido evitar, entra en pánico. El saludo y la posterior charla insostenible es inminente. En eso, el milagro es un hecho. La mano vibra y un mensaje de su jefe parece solucionar todo. “9:20 salgo x libertador” Luego de sortear la incomodidad absoluta, el hombre se alivia en dirección al punto acordado en que será recogido para ir a trabajar. La travesía en el transporte público parece ser relegada para otro día en que se encuentre con más ganas de jugarse la vida. Pero la vida no esta preparada para que un individuo, ni siquiera este, tenga la tranquilidad de la comodidad y facilidad. Viajar en auto cree que lo pondrá a resguardo de cualquier vicisitud. Luego de discusiones interminables sobre si era roja o no al brasilero que la saco con la mano en la línea cuando era gol y de inventarse una infinidad de reglamentaciones para justificar la postura de cada uno, la noticia de un caos vehicular en capital federal trata de poner en alerta al conductor. Quien considerado amo y señor de las calles por él mismo comenzaba a preparar sus maniobras de evasión tan primitivas como eficientes. La cola en el peaje de pago manual de la autopista no era mas que una chispa para encender la llama de la impaciencia en ellos. Bastaron segundos para que en una maniobra, el hombre al volante enfilara al carril de pase y se chupara detrás de otro vehiculo pasando por alto el pago y evitando así cualquier demora. El escenario venidero no sería el mejor. Ambas salidas colapsaban de autos y la seleccionada no tenia escapatoria. Es por eso, que luego de hacerse a un lado con balizas y retroceder marcha atrás esquivando camiones, volvieron al punto de partida para tomar la otra opción, que como tampoco parecía conveniente, se decidieron por cometer una nueva infracción, confeccionado la famosa vuelta en U entre los conos del peaje para tomar la otra mano y pasar nuevamente por la cabina, pero esta vez pagando. Una vez escapados del embotellamiento y en dirección opuesta al destino final, pero con nuevas alternativas por delante, optaron por tomar una calle la cual consideraban infalible. Lo que no tomaron en consideración era que para acceder a la misma debían hacerlo por la mano opuesta. Luego de tantas infracciones realizadas, esta no seria un impedimento mayor. La luz roja pareció no detenerlos en el giro. Y frenando a los autos que los enfrentaban con ademanes ampulosos por las ventanas lograron tomaron la calle, la cual los llevaría a destino. Las siguientes señales rojas serian un juego de niños para ellos.

Luego de tal supervivencia el hombre reflexiona si es mejor el auto o el transporte público. Ya sabe q puede vivir una aventura extraordinaria en ambos y que un día cualquiera alguno lo matara, aunque sea de un infarto.

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