Cuando llega el fin de semana un sin fin de torneo de futbol para aficionados, fanáticos y cualquier tipo de personas se llevan a cabo en diferentes lugares de la ciudad. Los días previos un jugador de cada equipo que generalmente es el capitán oficia de organizador y es el encargado de llamar y ocuparse de juntar por lo menos once jugadores. Esta actividad requiere de tiempo ya que nunca es sencillo que todos puedan y en el caso de salir a buscar un remplazo este tiene que ser avisado con anticipación.
Las personas dejan muchas cosas de lado para participar en estos torneos. Sacrifican salidas nocturnas para acostarse temprano y poder rendir al otro día y cancelan programas que se llevan a cabo incluso el mismo día del partido.
Las sedes de estos torneos nunca quedan cerca. Requieren de traslados largos, por lo que siempre hay que ir con anticipación por cualquier vicisitud. Lejos de cualquier comodidad uno espera una victoria para satisfacerse y hacer valer ir hasta allí fin de semana tras fin de semana.
En la previa del partido uno se va metiendo en el personaje como si fuera jugador de un equipo profesional. Hace todos los rituales vinculados al evento. Desde la charla previa hasta probar los reflejos del arquero haber si esta en un buen día y atajara todo o mejor que no le pateen al arco.
Nadie se percata de los rivales. No se los mira hasta que arranca el partido. Todo va de acuerdo al plan, hasta que en el sorteo se notifica que los rivales son menos. Que no pudieron juntar los once y son nueve o menos. Allí se produce una ruptura en los ánimos de todos. El partido no empezó y ya no es lo mismo. Aquí el capitán dirá palabras para no perdonar este acto y juran que les harán tantos goles como les sea posible, pero ni bien se mueve la pelota del medio la predisposición para jugar es otra. Cada jugador hará cosas que nunca hizo. El 2 aparecerá de 9, el 5 de 7 y será todo una desorganización. Todos se aburrirán y se reprocharan haber dejado cosas de lado por ese partido. Finalmente y si el partido llega a su fin, termina en una goleada que no le interesa a nadie. Todos creen haber perdido tres horas de su vida.
Es una falta de respeto que se acepten equipos de este tipo para esta clase de torneos, incluso para cualquier clase de torneo. Cada uno sacrifica muchas cosas y hace muchas otras para estar jugando al fútbol un sábado o domingo con el fin de salir campeón de algún torneo, aunque sea el más amateur del mundo, y jugando cada partido en la cancha. Y si algunos pudieron juntar los once no pueden entender como los otros no pueden. Es el requisito mínimo que se puede pedir. Nadie exige que sean buenos o malos sino que sean la misma cantidad de jugadores en cancha. Y no hay disculpas del rival que valgan. La única disculpa posible es que fueran once al momento de jugar.
No Hay Equipo.
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